domingo, 2 de octubre de 2011

UNA APASIONANTE TAREA


- Clink, clink, clink...
  El monótono sonido de los cubiertos al golpear entre si, no cesa en horas. Un sonido repetitivo en ritmo y volumen. Cada golpe con un sonido exactamente igual al anterior. La apasionante tarea de secar cubiertos se hace todavía mas interesante gracias a la radio intereferenciada que sintoniza alguna emisora de mierda cuyo sonido, además, es indescifrable. Un ruido ensordecedor de la máquina lavavajillas que hay detrás pone la guinda del pastel a este ruidoso entorno que martiriza mis tímpanos.
- Clink, clink, clink...
  Trato de que cada tenedor quede mirando en la misma dirección al caer al enorme canasto de los cubiertos secos. No es un requisito de la tarea, lo hago para utilizar un mínimo un poco mas amplio de mis aptitudes generales. Para añadir un poco de dificultad a la robótica tarea, que hasta un mono adiestrado podría realizar. Me acuerdo de la palabra alienado, del sentimiento de sin sentido y de mi intento frustrado de estudiar la carrera de sociología.
- Clonk, clonk, clonk...
  Cojo ahora los cuchillos y los acaricio fuertemente, arriba y abajo, dos veces para que queden bien secos y brillantes. No se si será el exceso de tiempo realizando tan absurda tarea que me hace pensar cualquier cosa, o que realmente Freud tenía razón y los hombres solo tenemos sexo en la cabeza, pero el movimiento de la mano me recuerda a la masturbación. Así, en mi cabeza, cada cuchillo que suelto de mis manos, se convierte en una eyaculación metálica.
- Clonk, clonk, clonk...
Soy el robot autómata que eyacula cuchillos limpios y secos preparados para cortar los alimentos que ingerirán los clientes. Por lo que los clientes utilizarán mi semen como herramienta para comer. Se me escapa una pequeña sonrisa, y me siento como un crío de doce años, casi avergonzado de mi propio pensamiento. Pero es que hay que entretener la cabeza para no acabar tarado de tanto clonk, clonk clonk.
  Por un momento me siento infravalorado e inútil. ¿Qué hace un genio como yo haciendo el trabajo de un mono adiestrado, o un autómata eyaculador? Debería estar preparando esa gran obra literaria que se adaptará al cine y me hará millonario. Pienso en dejar el trapo allí mismo, salir por la puerta del hotel y no volver jamás, pero entonces viene a mi mente la imagen de un sinuoso billete que me dice: vuelve, y vuelvo.
- Clonk, clonk, clonk...
Además, si me voy no tendría una excusa para no crear esa gran obra que me hará millonario. Evidenciaría mi falta de aptitud, o mi pereza al respecto. Así que:
- Clonk, clonk, clonk.

4 comentarios:

  1. Bienvenido al mundo de la realidad bloguera. Se ve que compaginar lavar platos y escribir al mismo tiempo no te va y prefieres sublimarte con ensoñaciones de cualquier tipo. Suele ocurrir, no te preocupes; lo malo es lo de Freud, eso ya es ya inquietante.
    Bien, esperamos ahora leerte más a menudo.
    Saludos y un abrazo.

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  2. Muy bueno lo de eyacular cuchillos limpios. Lamentablemente son muchas las personas que están inmersas en un trabajo alienante, yo soy de las que pienso que hay que buscar los cambios y arriegarse, pero hay situaciones y situaciones. Yo ahora mismo que llevo un año un paro, no me importaría secar tenedores y cuchillos por unos meses. bicos

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  3. Carlos, gracias, ahora espero volver a escribir un poco más y a leeros a todos mas también. El curro ha terminado por el momento.
    Volboretinha, si, está bien buscar el cambio, pero yo llevo años tras este cambio y viviendo una vida en el umbral de la pobreza por conseguir mis metas. A veces es duro, pero en fin, continuaré intentándolo.

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