domingo, 29 de marzo de 2015

SEN

Voy a hablaros de Sen. Una niña de doce años, huérfana, que vive en el orfanato “Sok”, en Siem Reap. Una niña que me sorprendió desde el primer día. Con perfecto inglés me preguntó mi nombre y de dónde soy. Al decirle que era de España, me dijo un par de frases en español, las típicas “¿como estás?” “me llamo Sen”. Después de comer arroz con piña y cebolla, el menú que nos ofrecían en el orfanato, me hizo sentarme en la mesa y apareció con un cuaderno en el que ya tenía algunas frases apuntadas en español, y empezó a preguntarme como se dicen en español cosas como animales, números, frases de uso cotidiano, etc… Cada nueva palabra aprendida era apuntada en inglés, español, y luego con la correcta pronunciación en el alfabeto de la lengua Khmer. Después la leía para asegurarse de que la pronunciación era correcta. La niña aprovechaba todos los voluntarios de diferentes nacionalidades, cada vez que aparecía un voluntario de un país concreto, le preguntaba cosas en su propio idioma, y así aprendía. Me sorprendió mucho cuando me dijo que sabía 7 idiomas. Por supuesto no los sabía a la perfección, pero había adquirido, a sus doce años, conocimientos de chino, japonés, español, italiano y francés. Tenía un nivel de inglés bastante alto, además de, por supuesto, hablar su lengua. Esos son sus conocimientos adquiridos fuera de la escuela oficial, a la que puede acudir gracias a la organización de Mr Sok, el hombre que abrió el orfanato tras haber crecido como huérfano en la localidad. Sen, además de aprender, a sus doce años ya ejerce como profesora de inglés de los niños más pequeños del orfanato. Puesto que en el colegio en Camboya el inglés es una asignatura secundaria que se imparte pocas horas, y en la localidad de Siem Reap la economía se basa prácticamente en el turismo, el que adquiera extra conocimiento de inglés tiene muchas más oportunidades de ganarse la vida. Por lo tanto, a su tierna edad, no creo que sea consciente de la oportunidad que está brindando a unos niños cuyo aprendizaje sería muy difícil de lograr, dados sus escasos medios, si no fuera por la dedicación que Sen dedica a enseñarles.


 Me acuerdo de mí a los doce años. Me debatía entre la Playstation y los GiJoe. Aunque a veces dibujaba, no quería ni oír hablar del colegio, y detestaba estudiar. Los deberes me parecían un castigo e iba a la escuela porque era una obligación. Un castigo. Tampoco quiero caer en la reflexión tópica de que qué malcriados somos en Europa porque lo tenemos todo y sin embargo cuánto aprecian la educación los que tienen difícil acceso a ella. Que sí, seguro es parte de la culpa, también pienso en cómo un sistema consigue hacer que aborrezcamos algo que en principio debería ser emocionante como es la adquisición de conocimiento. Tal vez demasiada presión sobre los niños para que saquen buenas notas, tal un exceso de horas cuando la atención de un niño es limitada, tal vez el hecho de que falten elecciones personalizadas para la diversidad característica de la mayoría de clases en las escuelas de hoy día, también ayuden a aniquilar la motivación de aprendizaje. Así, los niños con difícil acceso a la educación, cuando la tienen la aprovechan al máximo y exprimen las horas todo lo que pueden, sin embargo los que poseemos una educación obligatoria nos pasamos una media de 6 horas diarias en el colegio más actividades extra escolares, deseando que acabe ese tiempo para podernos ir a jugar. Tal vez deberíamos dejar que cada niño evolucione un poco más naturalmente y que dedique más o menos horas al estudio dependiendo de su capacidad de concentración para que el estudio no sea percibido por los niños como una imposición de los adultos contra la cual rebelarse. Tal vez no.